Mi parte de la historia

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Por: María Francisca Botero
Wayra/Euforia

Ultímate femenino
Fusa 2001, fue increíble, éramos tan pocas que el grupo de Bogotá se dividió en Bogotá A y Bogotá B más un grupo de Medellín, lo que dio resultado a un triangular, súper emocionante para nosotras, que estábamos tratando de aprender a jugar ultímate en una época en que hasta los hombres tuvieron que aprender por su cuenta, en ese momento no había entrenadores, no había videos, no se hablaba de táctica, ni existía un planteamiento teórico claro, Mamoots que por ser un equipo de educadores físicos, creo yo, podría tener una base física y técnica más fuerte y acceso a algún tipo de información que los ayudaba a aprender a jugar, pero el resto era un grupo de gente que simplemente corría detrás de un disco, Daga, Disco Stu, Vets, Armadillo, eran algunos de los equipos que recuerdo ahora. Sí, es cierto que a las mujeres nos toco duro, tal vez porque fueron los niños quienes empezaron con esto pero también dependió mucho de la suerte que tuvieron algunas al haberse hecho a un equipo que podía o no podía jugar con mujeres. En mi caso tuve la suerte de empezar con Daga, un equipo que nunca tuvo prejuicios ante las niñas, para Silvia, para lucia y para mi, al igual que para Alicia en Disco Stu no hubo en ningún momento ningún tipo de discriminación, al contrario nació la motivación de tratar de ser mejor, más fuerte más rápida más dura para poder entrar a la cancha contra otros 7 sin ser el hueco. Eran otros tiempos, la competencia era diferente, solo juagábamos. Sí, nos toco aprender solas, entre nosotras nos corregíamos, entre nosotras encontrábamos la manera de que el disco volara mejor y tal vez por eso, 9 años después siendo las más viejas no somos las mas técnicas, quedan las secuelas de las mañas que se aprendieron en ese momento.


Es sorprendente y da un poco de envidia ver a las nuevas generaciones, siento que para los equipos de hoy es más fácil, la información está ahí, solo deben cogerla, y aprender de un libro que ya está abierto, siento que de alguna manera personas como Silvia Gómez, María Alejandra Tinjacá, María Fernanda Pinilla, Erika Rincón, Lucia Correa, Marisol Díaz, Alejandra torres , Andrea Trujillo, Vanesa Espitia, Oriana Zapata, Yo, entre otras, hemos abierto una puerta que no se ha cerrado más. Son nombres que para muchos personas no significan nada, pero en realidad son los nombres que arrancaron con esto, y los nombres que durante muchos años sostuvieron la idea de el ultímate femenino que, aunque ahora no se crea, en ese momento parecía una idea imposible, muchas veces el panorama fue muy oscuro, pero nunca “dejamos ahí”, hemos abierto un camino para que las nuevas generaciones empiecen a caminar, y si, fue difícil, Pero no porque los hombres nos hayan discriminado sino por nosotras mismas, porque lograr que un grupo de 12 niñas universitarias se reuniera un miércoles por la noche a entrenar y el sábado a jugar parecía una tarea imposible, el compromiso hacia el deporte femenino es muy diferente al masculino, por eso, durante mucho tiempo el único equipo femenino en Bogotá fue Wayra, y todos los martes por la noche se llamaba a todo el equipo a concretar el entreno del día siguiente, así mismo en los torneos.

Recuerdo el Polo 2002 cuando ya éramos Wayra, nombre que le dio María Claudia Serrato al equipo jugamos contra Yerbabuena y Wicca que viajo solo con 7 niñas, un año después en el Rincón (2003), éramos solo dos equipos, Wayra contra Wicca, el que ganara 3 de 4, es decir, era emocionante? No, no lo era, incluso para nosotras, empezaba a ser muy aburrido, un partido del que se habla en Medellín en donde los niños ganaron a las niñas con la mano izquierda es un claro ejemplo de lo que podía ser un partido femenino, sin embargo recuerdo el partido más emocionante que ha jugado Wayra en su historia, el primer Ulti Halloween, Wayra jugaba en la programación masculina, no había más, esa noche jugamos contra la sabana, vestidas de mariposas, y fuimos el partido más visto en el torneo, jugamos en la cancha uno y jugamos con luz, así mismo recuerdo nuestro primer partido del día siguiente en donde simplemente no hicimos nada, la gente, “nuestros fans”, que incluían a la flaca (Julián quien comenzaba a incursionar en este mundillo) y a Esteban Zuluaga fueron los únicos que nos vieron, todo esto para decir que algunas veces en nuestros partidos… no pasa nada, nosotras mismas hacemos que no sea emocionante, así paso durante muchos años y de vez en cuando sigue pasando, es molesto oír cometarios como “los partidos de niñas no son a goles sino a drops” o “0 – 0 a 1” pero depende de nostras que nuestros partidos sean tan emocionantes como los masculinos o que simplemente sea el partido que nadie quiere ver, depende de nosotras que sea interesante, depende de nosotras que la gente que pasa se quede, que no sea un partido predecible, lleno de errores, sino de defensas espectaculares y goles increíbles, depende de nosotras que pueda llegar a ser el partido más emocionante del torneo, como de hecho ha sucedido algunas veces cuando se llega a las semis y la gente dice “esto va a estar bueno”.

Como digo una vez más, dependió mucho de la suerte con la que cada una corrió, y afortunadamente yo he tenido toda la del mundo, he jugado con equipos que saben, pueden y entienden el jugar con niñas, para el coed se comentó por ahí el hacer un equipo femenino con hombres invitados para que las niñas pusiéramos nuestras reglas, yo no tengo que poner mis reglas porque las de mi equipo me sirven, porque no he sentido en ningún momento discriminación, al contrario siento respeto, y admiración, puedo decir que pertenezco a Euforia y me siento orgullosa de eso. Yo siento que no tengo que reivindicar ningún derecho porque nunca lo he perdido.
Sobre la categoría COED ha sido difícil, en general para Colombia y sobretodo para las ciudades principales Medellín y Bogotá, para un equipo que se forma masculino desde el principio, le es difícil entender el COED, un hombre siempre va a ser más rápido, por eso su última opción va a ser pasar a la mujer, que puede ser una debilidad y son pocos los que entienden que una mujer puede aportar de la misma manera y en el coed es tal vez más importante, son los equipos que entienden esto quienes llegan lejos en los torneos mixtos. El equipo que escoge la línea cuando no hay normas sobre número de mujeres en cancha generalmente escoge una línea masculina sin pensar que rompiendo la formación masculina del equipo contrario de pronto disminuye un poco su contundencia, y no pensar en esto cuando se juega contra equipos jóvenes y atletas como legionarios o raza es un error, pero peor error es tener a sus niñas en la cancha y tratar de resolver el partido sin ellas, como se vio en la final de los cuartetos a principio de año con Mad Machine, y en cambio como lo contrario llevó a Mamoots a la final del COED aun teniendo niñas más novatas que muchos de los equipos que quedamos por fuera. La clave de jugar esta categoría es ver a las niñas como una fortaleza no como una obligación, ha sido difícil pero no imposible; jugar mixto no es fácil, una vez más las niñas nos hemos abierto el camino para pertenecer a la línea COED de los equipos masculinos, se sabe que en la mayoría de los casos tener niñas fuertes incrementa la posibilidad de llegar a la final pero otra parte importante de ese resultado la pone la confianza que los hombres ponen en ellas, cada vez son más apetecidas las niñas que empiezan a mostrar habilidades en la cancha, hoy en día en ciudades como Ibagué y Cali los equipos nacen mixtos y seguramente serán ejemplos de equipos COED en el futuro.

No tengo claro que siempre nos haya tocado la cancha más alejada ni la más dañada, tampoco que la premiación haya sido diferente, la moda: “gastar una fortuna en premiación” es un fenómeno reciente, pero como organizadora de Fusa 2001, Polo2002, Rincón 2003, Polo 2006, Polo2007, Polo2008 se ha tratado de que las mujeres tengamos un torneo igual de importante al de los hombres, sí, a veces se cambia la cancha pero no por discriminación, sino porque nosotras somos más livianas para una cancha húmeda, se hace una programación y las niñas juegan en los mismos horarios que los hombres y puedo decir con absoluta certeza que el premio que recibió Bamboo es idéntico al premio que recibió Euforia. Las categorías B masculina y femenina recibieron premio distinto, y no fue una discriminación de género, esa fue solo la reacción al comportamiento femenino b de los últimos torneos que son equipos que tienden a desaparecer, nombro a Stuchiks, Discochas, entre muchos nombres que no recuerdo, desafortunadamente le toco a Mate que estoy segura será un equipo que existirá muchos años más y que por ser su primera vez arranco en la categoría B, No sé si hay un mejor momento para jugar una final que sea entre la final Open y la final Elite como sucedió en Cali el año pasado y se que la importancia que tiene el ultímate femenino en un torneo es proporcional al número de equipos y el nivel que exista, y al peso que logremos darle en cierto momento nosotras a esto.

Por último retomando un tema anterior, es sorprendente ver como las nuevas generaciones adoptan esto como parte de sus vidas, ver la profundidad técnica de equipos como Bamboo y como Mate hace que de alguna manera uno envidie un poco la forma como arrancaron, jóvenes y con todo un entorno de ultímate formado alrededor, mucha gente, muchos eventos, muchas niñas, mucha competencia, entrenadores, mundiales, nacionales, tengo que alegrarme por el triunfo de Revolution, no por no querer que Bamboo ganara sino porque para mí es importante sentir que la experiencia todavía da un poco de ventaja sobre la juventud, es normal, pero está claro que esa brecha entre la experiencia y la no experiencia cada vez se va acortando y que tarde o temprano serán ellas, las generaciones jóvenes, quienes nos reemplacen en esto, quienes seguirán abriéndose paso en lo que ya podemos llamar el mundo del ultímate, el que por fin conocimos, algunas de nosotras tenemos la fortuna de alcanzar a disfrutar un tiempo más todo esto que algún día soñamos, todo esto de lo que algún día hablamos y por lo que algún día trabajamos, Silvi, Lucha, Lili Martínez, Juli (yerba), Oriana, Alice, Cata La Gata, este momento llego un poco tarde para ustedes pero serán parte siempre del ultímate femenino y de sus equipos y fueron parte de esto tanto como todas las que seguimos aquí.

Me siento orgullosa de pertenecer al grupo de niñas que juegan ultímate en Colombia, y no ha sido fácil, pero no siento que el problema sea una falta de liderazgo clara, simplemente somos mujeres, manejamos una gama extensa de sensibilidades, y no digo que sea fácil, pero un buen capitán entiende esto y de él depende que estas no influyan de manera peligrosa en la convivencia del equipo y que al final el grupo responda de la mejor manera.

Antes que aprender a volar, de querer ser el mejor, de ser el que más defiende, o el que más goles mete, antes de querer “darse garra” hay que aprender que todo esto no tiene sentido si no se aprende sobre el espíritu de juego, que en ultimas es la base de el ultímate. Somos nosotros mismos los jueces, los que resolvemos las cosas con nuestros oponentes, pero depende de los que estamos aquí que los próximos lo entiendan y lo aprendan.

Suena como una despedida, pero no… aquí estaré mucho tiempo todavía!