Por: Vanesa Espitia
Capitana de Wicca Ultimate
lluvia_@msn.com
Un suspiro hondo se me sale al pensar qué escribir, sobre lo que sentí como jugadora y como parte de un equipo al participar en el primer torneo nacional femenino, otro suspiro, esta vez un poco más profundo, se escapa por lo que ahora siento una vez que el torneo ha terminado.
Juego ultimate desde el año 2002, inicié en el equipo femenino de la nacho, el cual en sus mejores días contaba con 10 niñas y para nuestra primera participación nacional la planilla contaba con 8 jugadoras.
Recuerdo que el torneo de El Polo para ese año tenía 3 equipos femeninos (Kwata Femenino, Wayra y Wicca), jugábamos a medio día (cuando los hombres almorzaban) y nadie veía nuestros partidos, los hombres decían que el ultimate femenino era aburrido y sin nivel.
Para el año siguiente, se realizó el torneo metropolitano en Medellín y como no hubo categoría femenina, Wicca y Kwata Femenino se unieron y formaron Ultimate Femenino, equipo que jugó en la categoría open y si mal no recuerdo Kwata jugó contra nosotras con la mano izquierda e incluso los niños de San Ignacio nos ganaron.
De esta manera inició mi historia y la de mi equipo en el ultimate, y tal como dice Andrea Trujillo en su carta abierta, para nosotras en los torneos se usaban los espacios que sobraban, las canchas y horarios que los hombres no querían y si era “necesario” (y en varias ocasiones lo fue), se cancelaban partidos femeninos para darle paso a partidos masculinos.
Afortunadamente, ahora, la escena ha cambiado, la mayoría de las niñas nuevas que inician en nuestro deporte llegan a un espacio en donde son acogidas, respetadas y valoradas. No tienen que discutir infructuosamente porque su partido se pospone porque un partido de hombres esta atrasado o porque hay que cambiar de cancha para que el masculino se vea desde la tribuna.
Un torneo femenino era algo soñado por muchas desde hace mucho tiempo, en donde fuéramos protagonistas, artífices y beneficiarias (Gracias Revolution!) y este torneo realmente fue diferente, se sintió el toque femenino en muchas cosas: Fraternidad, respeto, canchas limpias, baños limpios, puntualidad, organización, alimentación y los souvenires que a todas les encantaron! Sería muy grato que este torneo se realizara año a año.
Ya desde la óptica de juego, al toque femenino todavía le falta (nos falta), pues pese a que hemos avanzado bastante enfocándonos más hacia lo deportivo que hacia lo meramente recreativo o lo social; muchos de nuestros partidos aún se caracterizan por los frecuentes discos caídos o drops, esto se observó casi la totalidad de los partidos de los últimos equipos del pool b, hasta en muchos puntos de la final de la categoría A.
¿Por qué? ¿Qué Falta? Seguramente cada cual tiene sus respuestas y sus ideas. Personalmente pienso que sea cual fuere la respuesta, combatir la alta incidencia de drops es nuestros partidos y en nuestros equipos es el siguiente escalón a avanzar para el ultimate femenino y no porque se vea mal o porque los hombres en las tribunas se aburran, sino porque es nuestro deber como deportistas y como gestoras de un cambio afianzarnos y apropiarnos de nuestro juego de forma integral.
La fortaleza mental que tenemos como seres humanos y como mujeres debemos exteriorizarla y reflejarla hacia una fortaleza con el disco. Ya nos estamos apropiando del ultimate como deporte, como proyecto de vida, ya nos estamos empoderando en nuestra comunidad y en sus procesos, ahora es necesario generar más fortaleza en el juego en si, en el manejo del disco, proponer el juego con una ofensa contundente que se genere desde cada entrenamiento y que refleje nuestro carácter de mujeres.
1 aportes:
Creo que una de las razones para tantos drops es que no hay suficientes cortes o l osuficientmenete buenos entonces se lanza lo que sea asi no haya a quien ..
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